martes, 24 de abril de 2007

Gracias, nos hiciste libres.

Definitivamente hay que sentirnos orgullosos de ser mexicanos. Somos una raza surgida del mestizaje de distintas razas, tanto “mexicanos” (me refiero con esto a cada una de las tribus que había en nuestro México durante la conquista) como españoles (que por si no lo sabían, fuimos conquistados por delincuentes que hicieron el viaje por ser perdonados en su lugar de origen) y algunas otras civilizaciones o culturas. Si alguno de ustedes ha leído el libro “México mutilado” escrito por el señor Francisco Martín Moreno; y si no lo han leído les recomiendo que lo hagan; puedo recordar perfectamente como todavía habíamos sido considerados (los mexicanos) como animales, o por no ser tan extremistas, éramos considerados como los judíos para Hitler, o los negros para el Ku Kux Klan, claro sin tratar de ofender a ninguno de esos grupos mencionados ni nada por el estilo, como siempre el respeto ante todo. Pero creo que aclare el punto, ¿o no?.

Al final de cuentas y al final del cuento solo puedo decir esto, me siento sumamente orgulloso de ser mexicano, en muchos países somos tan buscados, tan apreciados, tan bien vistos, que no me queda mas que decir, ¡Gracias a mi México! y ¡Gracias a los grandes señores que formaron a nuestro país!.

Ahora; les quiero contar mi historia. Es un poco larga, y no voy a mencionar todos mis datos, pero si los mas significativos. Fue difícil, pero al final del camino, lo vivido valió la pena.

Nací en San Pablo Guelatao, Oaxaca, que significa “laguna encantada”, mis paisanos lo llaman “Yelatoo”, que significa “laguna inmensa”, todos los nombres de mi pueblo hacen referencia a la laguna que se encuentra al centro, y que puedo recordar claramente, me servía para dar agua y los pastos comida a mis ovejas. No logró recordar exactamente como fue mi nacimiento, pero no creo que haya sido nada fácil. Mi casa se encontraba a 60 km. de la ciudad capital y creo que en ese año, 1806, no había medios de transportes ni forma de hacer un viaje rápido, y en caso de que lo hubiera habido, no había clínicas u hospitales como los que ustedes conocen en esta época. Así que nací así, sin saber como, y siendo una suerte que todo haya salido bien en ese momento. Casi la mayor parte de mi niñez hable zapoteco, perdí a mis padres y quedé huérfano a los 3 años de edad, y pues no puedo decir si fui feliz o no. Mi hermana Josefa y yo vivimos en casa de mis tíos. Josefa trabajaba con el señor Antonio Maza, y yo trataba de ayudar en lo que podía, que principalmente era como pastor. Estudié mucho y crecí pensando que cada uno de nosotros tiene una oportunidad de salir adelante, la cual yo tome sin pensarlo, ni chistar. Fui a la secundaria llamada Seminario Santa Cruz, plantel católico, que me dio la mayor de las bases para mi educación y superación posterior. Aprendiendo español, y aprendiendo religión, que fue una parte muy importante en mi vida.

Estudié derecho, me movió la fuerza interna de poder mejorar, mejorar a mi pueblo, mejorar a mi estado, mejorar a mi México. Mi casa de estudio fue el Instituto de Ciencias y Artes, y como ya se imaginaran, me gradué, que ya era una gran logró. Imagínense, Yo, un muchacho que siendo de donde soy, ¡ABOGADO!, que felicidad. Me dispuse a trabajar en lo que me gustaba, así que fui regidor del Ayuntamiento de Oaxaca en el año 1831 y mas adelante fui Diputado local en 1833. Viví de mi profesión por algunos años, defendiendo a mis paisanos y sus intereses, porque me hervía la sangre cuando los “Dones” y “Religiosos” querían abusar de ellos y claro que yo estaba con ellos, porque yo estuve ahí, yo salí de ahí.
Díganme ustedes, ¿hubieran dejado morir a sus hermanos a manos de abusivos y abusadores? Pues claro que no. Dedique gran parte de mi vida a su defensa.
Fui electo Diputado federal en 1846, y mas adelante, fui Gobernador de mi estado natal (claro). en 1847 hice lo posible porque todo avanzara en él, se construyeron caminos, se reconstruyó el Palacio de Gobierno, se fundaron escuelas Normales, se realizó una carta geográfica clara y exacta con los medios de esa época, se reorganizó la Guardia Nacional, y al final de mi gobierno se quedaron algunos pesos como excedente en el tesoro del estado.
Hasta este momento todo me había salido muy bien, con altas y bajas, pero bien. Fue cuando alguien muy conocido y recordado por nuestra gente regreso al poder, Santa Ana, quien me desterró, por lo cual tuve que salir huyendo a Nueva Orleans; y recuerden, “político hecho, político hasta el fin”, así que fui paciente y en el año de 1854 en el mes de marzo fue proclamado el “Plan de Ayutla”, que como primer punto desconocía al Sr. Antonio L. de Santa Ana. Ahh, ¡que felicidad!, podría regresar a mi país. Prepare mis maletas y viajé, fue nombrado presidente de nuestro México el Sr. Juan Álvarez, quien me nombró Ministro de justicia e Instrucción Pública en el año de 1855, en donde pude hacer alguna cosas, como expedir la Ley sobre Administración de Justicia y Orgánica de los Tribunales de la Nación, del Distrito y Territorios con la que fueron abolidos los fueros, privilegios que tenían los militares y el clero por encima de otras personas. Promulgé la Constitución de 1857. Ese mismo año fui nombrado ministro de Gobernación y un poco después presidente de la Suprema Corte de Justicia, recuerdo que estaba el Sr. Presidente Comonfort, que fue una pieza importante para la declaración del “Plan de Ayutla”. Y que posteriormente apoyo al Zuloaga cuando hizo el “Plan de Tacubaya” en donde se desconocía la Constitución de 1857 y por lo cual fuimos perseguidos algunos amigos míos y lógicamente yo también, y fuimos encarcelados. Esto ocasionó la muy bien conocida Guerra de Reforma. Fui liberado en enero de 1858 y fui nombrado Gobernador de Guanajuato por diferentes circusntacias, y en 1859 con un poco ayuda de algunos grupos liberales expedí las “Leyes de Reforma”, que declaraban la independencia del Estado respecto de la Iglesia, la ley sobre matrimonio civil y sobre registro civil; la de panteones y cementerios, y el paso de los bienes de la Iglesia a la nación. Je je, el bien del pueblo tuvo que dañar un poco a la Iglesia. El 15 de junio de 1861 fuí electo presidente. Gracias a la intervención francesa fui un presidente móvil, ejerciendo el poder desde diferentes lugares en México y tratando de conocer mejor la problemática de mi gente. Regresé a la ciudad de México en julio de 1867 cuando fue juzgado, declarado culpable y fusilado Maximiliano.
¡Triunfamos!, ¡triunfo la Republica!, era presidente, así que nuevamente me dirigí a mi pueblo querido con las siguientes palabras: “Mexicanos: encaminemos ahora todos nuestros esfuerzos a obtener y a consolidar los beneficios de la paz. Bajo sus auspicios, será eficaz la protección de las leyes y de las autoridades para los derechos de todos los habitantes de la República. Que el pueblo y el gobierno respeten los derechos de todos. Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz".
"Confiemos en que todos los mexicanos, aleccionados por la prolongada y dolorosa experiencia de las comunidades de la guerra, cooperaremos en el bienestar y la prosperidad de la nación que sólo pueden conseguirse con un inviolable respeto a las leyes, y con la obediencia a las autoridades elegidas por el pueblo".

¡Bravo!.Que palabras, y no es porque yo las haya dicho, sino porque al leerlas hasta se me enchina la piel. Pero no acaba ahí mi historia, fui reelecto presidente en 1867, en esos años reduje al ejercito, organice la situación económica del país, organicé la reforma educativa, claro que como en todo hubo problemas pero salimos adelante y estabilizamos al país, porque no fui solo yo, hubo mas personas sumamente inteligente conmigo, pero esta es otra historia.
Fui por última vez reelegio en el año de 1871, por desgracia y después de los años vividos en mi bello México me fui al lejano horizonte, morí en el año de 1872.
Fui nombrado “Benemérito de las Américas”, y mi nombre era BENITO JUAREZ GARCÍA.
Muchas Gracias. Nos hiciste libres.
Atte.
El D o c.